Seguramente hace un par de meses viste circular en redes sociales la noticia sobre la nueva definición clínica de obesidad propuesta por The Lancet Commission en el artículo de Definition and Diagnosis of Clinical Obesity. Esta redefinición, es respaldada por más de 76 organizaciones científicas y representa un cambio profundo en la forma en que comprendemos y abordamos la obesidad.
¿Qué propone esta nueva definición?
Hasta ahora, el diagnóstico de obesidad se ha basado casi exclusivamente en el índice de masa corporal (IMC). Sin embargo, sabemos esta medida tiene limitaciones importantes:
- Puede subestimar o sobrestimar la cantidad real de grasa corporal.
- No ofrece información suficiente sobre la salud funcional del paciente.
- No distingue entre peso corporal y enfermedad.
Por ese motivo la Comisión de Lancet propone diferenciar la obesidad en dos estadios:
Obesidad preclínica
Se caracteriza por un exceso de grasa corporal, con función orgánica aún preservada, pero generalmente con un riesgo elevado de desarrollar enfermedades crónicas como diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular o ciertos tipos de cáncer.
Obesidad clínica
Se define como una enfermedad crónica y sistémica en la que el exceso de grasa corporal altera la función de órganos o tejidos, o limita de manera sustancial las actividades básicas de la vida diaria (como caminar, bañarse o comer).
El diagnóstico clínico se basa en dos criterios principales:
1️⃣ Evidencia de disfunción orgánica o tisular atribuible a la obesidad.
2️⃣ Limitaciones funcionales importantes que afecten la calidad de vida.
Modelo Diagnóstico de la Obesidad Clínica
¿Y esto qué significa para nosotra(o)s como nutrióloga(o)s?
Aunque sabemos que el IMC es solo una herramienta de cribado útil a nivel poblacional —y no un criterio suficiente para el diagnóstico individual—, la propuesta de esta nueva definición, que incorpora una evaluación más integral de los pacientes y cuenta con respaldo científico internacional, representa un avance clave que permite a los profesionales de la salud a:
✔ Diagnósticos más precisos y funcionales, no solo basados en peso.
✔ Intervenciones centradas en la salud integral del paciente.
✔ Evaluaciones de éxito terapéutico con base en síntomas, signos clínicos y calidad de vida.
✔ Reducción del estigma asociado al peso en la consulta.
✔ Reforzamiento del rol del nutriólogo como profesional clave en el manejo de enfermedades crónicas.
Esto no solo valida lo que muchos ya veníamos haciendo en la práctica clínica, sino que marca el inicio de una transformación científica más profunda en el abordaje de la obesidad. Es el primer paso hacia futuras actualizaciones que reconozcan la complejidad de esta condición y promuevan un trato más humano e integral.
Si deseas consultar el artículo completo. Hazlo aquí:
The Lancet Diabetes & Endocrinology Commission on Clinical Obesity